miércoles, 15 de febrero de 2012

Día de los desenamorados

De los que donde un día vieron lunares hoy ven verrugas. De los que donde un día vieron un océano hoy sólo ven el charco que dejaron sus lágrimas. De los que donde vieron un 14 hoy ven un 13 al que le sobra un uno.
De los que dejaron de ver o a los que les quitaron los ojos.

Sólo estamos solos.

sábado, 28 de enero de 2012

Parecer para ser

La incansable búsqueda de uno mismo es inherente a la condición humana. Nos pasamos la vida intentando encontrarnos y resolver unas de las preguntas metafísicas por antonomasia: ¿Qué somos? ¿Quiénes somos?
Preguntas sucedidas por algunas más concretas como las siguientes. ¿Cuáles son las características que componen nuestra personalidad? ¿Qué condiciona nuestro modo de pensar y actuar? ¿Y qué pensamos y hacemos? Tras unos minutos reflexionando solemos dar solución a tanta trascendencia definiéndonos de algún modo. Así, concluimos que somos cobardes o valientes, más o menos inteligentes y un interminable etcétera de particularidades que nos atribuimos.
Pero no sólo nosotros asociamos rasgos a nuestra forma de ser. El resto de sujetos que conocen de nuestra existencia también realizan un juicio.  Cuando conocemos a alguien o vemos pasear a cualquier persona por la calle enseguida le adjudicamos, consciente o inconscientemente, una serie de cualidades que percibimos que tienen.
Llegados a este punto podríamos precisar pues que somos dos cosas: lo que nos parece a nosotros que somos y lo que le parece al resto. Claro, que cada uno de los miembros que compone “el resto” da una respuesta a la pregunta de qué somos. Tanto lo que consideran las personas que nos conocen, incluso de oídas, que somos como lo que consideramos nosotros sobre nosotros mismos son percepciones personales y subjetivas. Ellos nunca llegarán a conocernos a la perfección pero nosotros tampoco llegaremos a ese nivel. Unos días pensamos algo y el día siguiente otra cosa muy diferente, o muy parecida. En un momento actuamos de una determinada manera y en otro simplemente no actuamos o actuamos de otra forma. ¿Por qué? ¿En base a que convencimiento pensamos o actuamos de esa forma? ¿Y a qué se debe ese convencimiento? Está claro que nadie es capaz de responder con completa seguridad a esas cuestiones. Está claro que nadie se conoce de manera objetiva. Opinamos sobre nosotros mismos.
Podemos llegar entonces a la conclusión de que no somos. O si somos nunca sabremos qué. Nos parece que somos tímidos. Damos la impresión de ser muy extrovertidos ante un grupo. ¿Deberíamos hablar de apariencias en vez de formas de ser? Puede ser. O no, puesto que en esencia son lo mismo.

Todo juicio es prejuicio.

sábado, 14 de enero de 2012

Para siempre

e muero si no estoy contigo.
gnora el mundo, sólo existimos tú y yo.
res mi vida. 
unca te voy a fallar.
e voy a querer para siempre.
staré toda la vida a tu lado.
in ti no soy nada.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Yo quiero morir

Dejar de respirar supone saber si hay vida tras la muerte, o sea no hay muerte, o simplemente no saberlo y acabar de manera inconclusa pero rápida con la incertidumbre.
Que el corazón deje de bombear sangre supone además de la muerte física y psíquica de la persona, la muerte de la duda epistemológica que nos persigue desde que dejamos de morir por primera vez, es decir, desde nuestro nacimiento.
Pero volviendo a lo primero, morir significa dos cosas: morir o vivir. El primer significado es el que presume que en el momento en el que se produce la parada cardíaca que anuncia nuestro fin físico también se produce el fin psíquico. Nada ocurre después, dejamos de existir y no somos conscientes de este hecho (o su contrario). El segundo significado, el que recela que la muerte física del ser humano no supone la muerte psíquica y la conciencia sigue activa, puede adoptar infinitas formas. Tantas como personas dispuestas a elaborar nuevas teorías acerca de lo que acontece tras el último sueño.
Al ser la muerte algo sobre lo que carecemos de información fiable y contrastable, el acto de dotar a una teoría en particular de la probabilidad de ser más cierta que las infinitas restantes es un acto de fe ciega. Un acto de la misma calaña cometeríamos al creer que lo que se produce es la muerte en su primer significado. Afirmar algo o asegurar la veracidad de una hipótesis es aportar a nuestras palabras dudosa credibilidad. Entonces podríamos decir que todo lo imaginable es igual de probable. Esta última oración trae consigo un problema puesto que podría significar que la probabilidad de que la muerte suponga la muerte completa es la misma que la probabilidad de cada una de las infinitas teorías decibles que suponen que la muerte no es total. Y es que lo cierto es que la suponible muerte total (que entraña a la vez que la física la psíquica) se caracteriza por tener una cierta lógica científica al ser ley el hecho de que el riego sanguíneo que alimenta nuestro cerebro que a su vez hace activar nuestros pensamientos y en un fin último nuestra conciencia, por lo que, a priori, podría entenderse esta posibilidad con mayor trascendencia las restantes.
Alcanzar este estado es algo que ansío. Así, averiguaré si en mí se produce además de la muerte física, la psíquica, y a su vez, si morirá al fin esta duda existencial que reside en mí. Fallecerá bien porque alcanzaré un estado de muerte completa e inconsciencia plena bien porque me reconduciré a otro lugar en el que podré reflexionar sobre lo que ha ocurrido.

domingo, 11 de diciembre de 2011

El fracaso

'El fracasado director de un fracaso' podría titularse mi historia. Escribo sobre el fracaso porque si hay alguien indicado para escribir sobre él, ése soy yo. También porque no hay nada que me seduzca más que el fracaso.
Está en todas partes. Nacer es nuestro primer fracaso. También nuestro primer triunfo, sí. Pero, ¿qué son los triunfos sino fracasos? Triunfar es lo más trágico que puede ocurrirnos. Al alcanzar una meta muere la ilusión por conseguirla y la posibilidad de conseguirla. Acaba el camino. Perecerá por siempre en nuestra memoria el recuerdo del triunfo que nunca jamás volveremos a conseguir. Porque podremos tener mayores triunfos pero, ¿qué son estos sino más fracasos? 
Pero ésto no es lo que me seduce del fracaso. En el fracaso límite, el llanto desconsolado, la desilusión máxima, el grito desesperado se halla nuestra verdadera esencia. No tenemos más que perder y sólo podemos ganar.
Fallece la ilusión y despierta la imaginación. Nos imaginamos lo peor, lo más feo. Y es que lo más feo es lo más bonito. ¿A quién no le gustan los días de lluvia? Sin genio no hay ingenio. Las mejores obras artísticas han sido creadas inestables psicópatas sumidos en el desconsuelo. El mejor indicador del fracaso es el sentimiento de soledad profunda. Siempre hemos estado igual de solos. Nos pasamos la vida solos. Todos estamos solos. Abandonar este estado sólo sería posible si encontrásemos alguna persona en todo el globo que nos entendiese, que compartiese nuestra conciencia y subconsciencia. Y es que, igual que antes decía que nos pasamos la vida solos, también nos la pasamos buscando desesperadamente nuestra alma gemela. Es imposible que dejemos de buscar esa persona que al mirarnos a los ojos sepa lo que queremos y nos lo de. Lo necesitamos, siempre quedará la esperanza romántica en el corazón del más escéptico de conocer a esa persona que le de caricias hasta que se quede dormido.
Cada vez que creemos encontrar a esa persona y nos chocamos contra la realidad, nos hundimos, fracasamos. Cuánto más se parecen a nosotros, o queremos creer que se parecen, más doloroso y crudo es el fracaso. Pero no sólo estas veces sentimos la soledad verdadera. Cuando nos echan del trabajo, no conseguimos ese puesto que tanto tiempo llevábamos deseando alcanzar o no logramos aprobar una asignatura. O peor, cuando muere un familiar, cuando no tenemos dinero para que nuestros hijos sigan estudiando, cuando atropellamos a alguien. En esos momentos nos sentimos también muy solos y volvemos a darnos cuenta de que somos únicos, que nadie nos entiende. Nos preguntamos cómo puede ser el resto de la humanidad tan cruel al ser conscientes de nuestro sufrimiento y no socorrernos. Pero no hay otro yo que conozca y sea capaz de consciente de mi dolor, de mi profunda tristeza y mi ficticia felicidad. 
No aprendemos, no podemos. Es muy simple lo que pedimos, nos decimos a nosotros mismos. Y así, seguimos buscano y creyendo en algo que no podemos dejar de buscar y creer, ni yo, el mayor fracasado, que escribo sobre esto.
Para terminar esta entrada, sobre el fracaso, qué mejor que ni siquiera revisar la estructura. Qué mejor que hacer esta mierda de final.


La cima es cóncava.

lunes, 1 de agosto de 2011

A los anónimos

A los anónimos. A los que sin cara y sin voz escribieron o pronunciaron las mejores palabras.
Porque ser anónimo no es ser un cobarde, es ser el más valiente entre los los osados. 

¿Es más cobarde el que esconde su nombre pero muestra el total de sus sentimientos o el que muestra su nombre pero oculta el total de sus pensamientos y emociones?


Anónimo.

sábado, 30 de abril de 2011

No os quiero

Los amantes no saben amar. Los amantes tienen sentimientos falsos, enmascaran lo que realmente les corre por dentro y distorsionan sus pensamientos. Los odiantes no saben amar. Pero poseen el más verdadero sentimiento que se puede tener. El odio no engaña. Por mucho que ataquen a los odiantes yo siempre les defenderé, son de verdad, hacen lo que piensan, piensan lo que hacen. El odio saca de dentro de las personas su verdadero ser, su 'yo' más puro.

Odiantes os odio.

viernes, 15 de abril de 2011

No tengo nombre

No tengo nombre, ni cara, ni manos, ni piernas, ni tronco.
Tengo silencios y palabras.

domingo, 10 de abril de 2011

Vida

Vida viene del latín, vita. Este término hace alusión a aquello que distingue a los reinos animalvegetalhongosprotistasarqueas y bacterias del resto de manifestaciones de la naturaleza. Implica las capacidades de nacer, crecer, reproducirse, evolucionar y morir. 


La ciencia se equivoca. Buscan vida en Marte cuando aún no la han encontrado aquí. Buscan vida quienes no la tienen ni la han conocido jamás. La vida no existe. La vida es un sueño de los que no han vivido, de los que ni siquiera han muerto. La vida es la enfermedad que padecen los que no están enfermos terminales. 


Si vida es nacer no he nacido.
Si vida es crecer no he crecido.
Si vida es reproducirse no lo he hecho.
Si vida es evolucionar no he evolucionado.
Si vida es morir no he muerto.


Enfermo terminal el que abre los ojos cerrándolos. 
Enfermo terminal no existes.


jueves, 3 de marzo de 2011

El peor 2011 que jamás pudiste imaginar o todo lo contrario.

La heroína consumirá a la velocidad de la luz cada segundo del dos mil once, te hará añicos, te hará tocar el cielo, el sol y la luna.
O no, todo será un sueño, producto de un bajón después de una noche bañada en cubatas mezclados con speed.
O no, eso también formará parte de un sueño, más largo, debido al mejunje de polvitos sintéticos y pastis pulidas, todo acompañado de un pequeño chute de esos que te hacen sentir el verdadero placer, con todas las letras.
O no, en realidad todo es un sueño, un sueño eterno, final, definitivo.
Un buen 2011, el mejor y el último.

domingo, 6 de febrero de 2011

Nada

Nada como cuando te até al tronco del ciprés, 
entre las ramas, hojas y el sonar de las golondrinas.
Nada como cuando nos quemamos
entre llamaradas en la hoguera de San Juan.




Nada. 
Mente blanca, ojos cerrados, suspiro profundo, infinito vacío temporal.

jueves, 20 de enero de 2011

Barcelona

Cuando hayas fracasado. 
Cuando nadie te quiera. 
Cuando te odien. 
Cuando a nadie le importes. 
Cuando no tengas nada. 
Cuando te sientas sola. 
Cuando estés sola.


Entonces estaré ahí, bajaré la persiana, te arroparé en mi cama, te daré un besito, te diré lo guapa que eres y cerraré la puerta.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Amor y otras mentiras

- Te quiero. Es tu mirada, la cadencia de tu voz, la forma de caminar. Tus ideas revolucionarias, tu carácter inconformista. El lunar que adorna tu seno izquierdo, tus ojos marrones. Tus enfados, tus idas y tus venidas. Lo guapa que te pones cuando lloras y lo sexy que te encuentro cuando te enfadas. Cuando me golpeaste en la cara y lo de después, nuestro mejor momento. Todo lo que me revienta de ti, tus berrinches incomprensibles. Son tus asquerosos defectos, son ellos los que te hacen perfecta. Es por eso que te digo Dafne que te quiero. Te amo.




- Edu, lo siento. Vuelve. Ver pelis de Disney con tu primo pequeño en estas fechas navideñas te está afectando. Lo nuestro es sexo. Mis senos, mi mirada, mi forma de ser... Todo eso está muy bien para una película. Cientos de filmes alimentan los sueños de tantos y tantas, sueños frustrados, claro. Mira, si dicen que la navidad la ha inventado El Corte Inglés, yo digo que el amor lo ha inventado Disney. Seguramente con eso tan bonito que me has escrito puedas conseguir que una de tus amigas se tire a tus brazos. Lo peor es que esas pobres se harán ilusiones. Creerán que sólo tienes ojos para ellas, que les llevarás el desayuno a la cama, te acordarás siempre de vuestro aniversario, que les traerás rosas rojas cortadas por ti, que tendréis 3 hijos guapísimos, listísimos y muy educados... Vale, puede que tú consigas lo que quieres, un polvo, pero es que nosotras somos así de ilusas, o al menos muchas porque yo, por ejemplo, ya me dí cuenta de la realidad hace ya bastante tiempo. Supongo que también habrá más de algún enfermo enamorado entre vosotros. Pero a mí no me engañas Edu, te conozco, tú todo ésto en realidad lo sabes igual que yo. Bueno, pues eso, a las 22h00 estaré en tu casa. Hoy no están tus padres, podríamos hacerlo en su cuarto, ¿no?

lunes, 29 de noviembre de 2010

Astrid

Estaba todo decidido. Ayudándose de una espátula se desprendió de sus ojos. Pensar en que jamás volvería a ver, que nunca más sus ojos volverían a mentirle, hacía que el terrible dolor se transformara en placer. Se cubrió las oquedades con un pañuelo de tela. A continuación procedió a introducirse pequeños trozos de algodón en su nariz. En adelante no volvería a oler aquello que no huele. Cuando su nariz quedó completamente taponada decidió nunca más sentir el sabor de los alimentos. Para ello se ayudó de un cútex y de la esperanza de poder conocer un mundo en el que nunca más encuentre el sabor agrio, amargo, salado o dulce. No es esa la realidad que Astrid buscaba. De la misma herramienta se ayudó para dejar de oír. Para dejar de hablar nada tuvo que hacer, le bastó lo que hizo para dejar de saborear.  Ya sólo le quedaba deshacerse del tacto de una realidad tridimensional imposible de encajar con la concepción de espacio que ella tenía. Para ello, empezó a rodear su desnudo cuerpo en bolsas negras de las que se utilizan para tirar la basura. Cuando no quedaba ni un ápice de su estructura que tuviera contacto con nada más allá de las bolsas, entonces había terminado. Entonces fue cuando Astrid conoció lo que no se ve, ni se huele, ni se saborea, ni se oye, ni se habla ni se siente. Aquello que verdaderamente existe, aquello para lo que no es necesario que tu corazón lata. Aquello que llaman muerte.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Ha dejado de llover pero seguimos mojándonos

Van borrándose las nubes del cielo. La escarcha y las gotas de agua que adornan el paisaje van evaporándose. Aparecen los primeros rayos de un Sol que nos recuerda que no todo es oscuro. 
O sí. Quizás sí que es todo oscuro y el Sol no existe. Quizás no ha dejado de llover y las nubes se han quedado quietas sobre nosotros. Puede que no haya luz y lo más parecido a ésta sea su contrario.
Sino, ¿cómo se explica que aunque haya dejado de llover mi pelo siga mojado y mis dientes tiriten del frío?

jueves, 25 de noviembre de 2010

El calor del hielo

Sólo el que sea capaz de apreciar el calor del frío hielo antártico será capaz de alcanzar el clímax.

viernes, 29 de octubre de 2010

La verdad

La verdad es que no hay verdad. La verdad es mentira, es la mejor y más sucia mentira. La verdad nos engaña hasta hacernos caminar en una dirección. Pero es mentira, no hay dirección, no hay destino, no hay verdad y no hay mentira.
La verdad es la mejor de las mentiras.

La verdad es la mejor de las mentiras.